El permanente nacimiento de las cosas


Tiene que ser por eso que no pueden mirarse.Es como una corriente eléctrica que se accionaal posicionar tus ojos sobre los míos. Se enrarece el aire.  La carne tiembla ansiosa, como si la piel pensasepor sí sola y cada estremecimiento sean los ladridosde algo que viene desde adentro y que va a manifestarse  Y lasSigue leyendo «El permanente nacimiento de las cosas»

Tan largo que tuvo que ser dividido en dos partes.


Esta vez la cosa fue más concreta, racional digamos. Su casa de campo pasó a estar en Minas y estábamos con su amiga que noesdeacá haciendo algo parecido al rapel (mucho menos producido) las cosas no estaban del todo mal pero había una inexpresividad en los tres, bressoniana. Fin del primer acto. Me levanto y creoSigue leyendo «Tan largo que tuvo que ser dividido en dos partes.»